Cuando uno se adentra en el mundo del CBD, aparecen muchas palabras nuevas que pueden parecer un idioma aparte. Entre flores CBD, resinas o hash, o las variedades de aceites, se escuchan términos como cannabinoides, terpenos y otros que describen las distintas sustancias presentes en el cáñamo. Entre ellos, hay uno que suele pasar desapercibido, pero que tiene un papel fascinante: los flavonoides. Hoy te contamos qué son, qué función cumplen en las plantas, por qué están también en el cáñamo y cuál es su papel dentro de los productos con CBD. Para explicarlo con sustento, nos basamos principalmente en la revisión científica de los científicos Panche, Diwan y Chandra publicada en 2016, titulada Flavonoids: an overview.
¿Qué son los flavonoides y cuál es su función en las plantas?
Los flavonoides son compuestos naturales que las plantas producen para protegerse y adaptarse. Son como un sistema de defensa y comunicación a la vez: las ayudan a resistir el sol, el frío, la sequía o los ataques de microorganismos, pero también les dan color y aroma para atraer a polinizadores. Están presentes en casi todas las partes de la planta (flores, hojas, tallos y frutos) y forman parte de una gran familia de sustancias conocidas como polifenoles.
En el entorno vegetal, estos compuestos funcionan como una especie de escudo multifuncional. Ayudan a que los tejidos no se quemen con la radiación ultravioleta, actúan como barrera ante bacterias o plagas, y permiten que la planta regule su crecimiento y su reproducción. Si una flor tiene tonos intensos o un fruto desprende un aroma característico, es muy probable que los flavonoides estén detrás de ello.
¿Existen varios tipos de flavonoides?
Sí, y aquí empieza lo interesante: los flavonoides no son una sola molécula, sino una familia enorme. Los científicos han identificado más de seis mil variedades, agrupadas en subtipos que se diferencian por su estructura y por la parte de la planta donde predominan. Algunos de los más conocidos son las flavonas, los flavonoles, las flavanonas, las isoflavonas, las antocianinas y las catequinas.
Cada grupo aporta algo distinto. Las antocianinas, por ejemplo, son las responsables del color rojo, morado o azul en muchas flores y frutos. Las flavonas y flavonoles se asocian a tonos amarillos y verdosos, como los del apio o el perejil. Otros, como las catequinas del té, intervienen más en la protección antioxidante de las hojas. Esta variedad hace que las plantas cuenten con una paleta de defensas y características muy amplia, ajustada a su entorno y a las condiciones en que crecen.
¿Qué características hacen reconocibles a los flavonoides?
Si te fijas en los colores vivos de una flor, el tono de una fruta o incluso en el aroma de un vino o un té, estás viendo o percibiendo el efecto de los flavonoides. Su presencia se nota sobre todo en los pigmentos: son los que tiñen las manzanas, las uvas, las moras o las cebollas rojas. También influyen en el olor y el sabor de muchos vegetales, en combinación con los terpenos.
En términos más técnicos, son moléculas con varios anillos de carbono que les permiten reaccionar con la luz y con otros compuestos. Esa estructura es la que les da su capacidad para proteger a la planta y, al mismo tiempo, generar colores intensos y estables. Por eso son tan usados también en la industria alimentaria y cosmética, donde se valoran como pigmentos naturales y antioxidantes.
¿Qué hacen los flavonoides en nuestro cuerpo?
Cuando consumimos alimentos o productos vegetales ricos en flavonoides, estas moléculas pueden interactuar con distintas funciones del cuerpo humano. Los estudios sugieren que podrían participar en la protección de las células frente al daño oxidativo, ese desgaste que se produce por la acción de los radicales libres. Al actuar como antioxidantes, los flavonoides ayudan a mantener el equilibrio celular y a reducir procesos inflamatorios que se relacionan con el envejecimiento o con ciertas enfermedades.
También se investiga su influencia sobre enzimas que regulan la circulación y la respuesta del sistema inmunitario. De esta manera, podrían contribuir al bienestar cardiovascular, favorecer el bienestar de los vasos sanguíneos y apoyar mecanismos naturales de defensa. No se trata de efectos directos o inmediatos, sino de un apoyo que podría formar parte de una dieta o estilo de vida saludable.
Por qué tienen efectos en el cuerpo humano
La razón por la que los flavonoides pueden actuar en el organismo tiene que ver con su estructura química. Cada molécula posee grupos capaces de donar electrones, lo que les permite neutralizar los radicales libres que dañan las células. Además, algunos flavonoides encajan con ciertas enzimas, modulando su actividad de manera natural. Esta capacidad para “interactuar” con procesos bioquímicos es la base de su potencial antioxidante, antiinflamatorio y regulador.
Potenciales efectos y beneficios de los flavonoides
En la actualidad, se estudia cómo los flavonoides podrían influir en distintos ámbitos del bienestar. Algunos de los más investigados se relacionan con la función cardiovascular, ya que podrían favorecer una mejor circulación y ayudar a mantener la elasticidad de los vasos sanguíneos. Otros se analizan por su papel en la regulación de la glucosa, en el equilibrio del metabolismo o en la respuesta inmunitaria.
También se investiga su posible efecto protector sobre las neuronas, ya que ciertos flavonoides podrían atravesar la barrera que separa la sangre del cerebro y actuar como apoyo frente al estrés oxidativo. En el ámbito dermatológico, se explora su relación con la pigmentación y la defensa frente a la radiación ultravioleta, funciones que ya cumplen en las plantas.
Todos estos posibles beneficios comparten una base común: la capacidad de los flavonoides para reducir la oxidación celular y modular procesos que tienden a desequilibrarse con la edad o el estrés ambiental.
¿En dónde puedo encontrar los flavonoides?
Los flavonoides están por todas partes en el mundo vegetal, pero en el caso del cáñamo tienen una relevancia especial. El cannabis, y particularmente las variedades de cáñamo ricas en CBD, contienen una mezcla compleja de compuestos que incluyen cannabinoides, terpenos y flavonoides. Estos últimos contribuyen a las tonalidades de las flores, a sus aromas naturales y al modo en que se combinan las propiedades del conjunto de la planta.
Ya que el CBD es un cannabinoide que no producte efectos psicoactivos, los productos naturales como las flores de CBD o el hash CBD, ricos en perfiles de terpenos y flavonoides, se convierten en una de las mejores maneras de descubrir las posibilidades y potenciales de estos compuestos y sus combinaciones.
Importancia de los flavonoides en el CBD
Dentro del contexto del CBD, los flavonoides aportan una dimensión menos conocida pero fundamental. No solo influyen en el color y el aroma de las flores, sino que podrían interactuar con otros compuestos del cáñamo para modular sus efectos. Algunos estudios sugieren que su presencia contribuye al llamado “efecto séquito”, un término usado para describir cómo los distintos componentes del cannabis pueden actuar de manera conjunta, potenciando o equilibrando entre sí sus propiedades (Russo, 2011).
Seguridad de los flavonoides
En condiciones normales, los flavonoides se consideran seguros, especialmente cuando provienen de fuentes naturales como frutas, verduras, infusiones o extractos de plantas. Forman parte de la alimentación humana desde siempre y, en general, el organismo los metaboliza con facilidad. Las investigaciones no muestran riesgos significativos asociados a su presencia en productos vegetales o derivados del cáñamo, siempre que su uso se mantenga dentro de los límites habituales de la dieta o de preparaciones naturales.
Un vistazo final al color oculto del cáñamo
Ahora que conoces mejor qué son los flavonoides, resulta más fácil entender por qué son tan relevantes en el mundo del CBD. Son moléculas que dan vida, color y equilibrio a las plantas, y que también despiertan el interés de la ciencia por sus posibles interacciones con el cuerpo humano. Explorar su papel nos permite ver al cáñamo desde una perspectiva más amplia: no solo como fuente de cannabinoides, sino como una planta compleja en la que cada elemento cumple una función. Así, al acercarte a un producto de CBD, estarás mirando mucho más que un extracto: estarás viendo una parte del lenguaje biológico que las plantas usan para protegerse, comunicarse y, de paso, sorprendernos con todo lo que son capaces de hacer.
Referencias
Panche, A. N., Diwan, A. D., & Chandra, S. R. (2016). Flavonoids: an overview. Journal of nutritional science, 5, e47. https://doi.org/10.1017/jns.2016.41
Russo E. B. (2011). Taming THC: potential cannabis synergy and phytocannabinoid-terpenoid entourage effects. British journal of pharmacology, 163(7), 1344–1364. https://doi.org/10.1111/j.1476-5381.2011.01238.x



